Reconocemos solo los dictámenes del arte, la poesía, la pasión y, por qué no, de la razón, la teología o la ciencia cuando es menester recurrir a ellas. Creemos con firmeza en que la cultura edifica y no debe ser objeto del corruptor ánimo de lucro ni de la censura castradora de intelectos e iniciativas. ¡Se la tenemos jurada a estos enemigos del placer estético y del éxtasis!
Es una actitud salvífica, no burda expoliación del bien material. Pillaje es el galante y necesario arrebato de los derechos que aún nos quedan, de la libertad cuando se ve más acosada y debilitada por sus hábiles detractores, del vitalismo que se rehúsa a permanecer indolente ante la sistemática elisión de todas aquellas punciones que nos recuerdan la belleza, la rabia, el sexo y todas las antípodas de estos elementos, partes esenciales de la existencia, sin preeminencia unas sobre las otras.
Pillaje Cibernético es, en suma, una exploración desenfadada y agresiva del mundo interior de cada uno, de la percepción exterior, del universo, de todo y nada a la vez, condensado aquello en la potencia creadora del arte, de la letra, de la idea, y parido al mundo por vía de la libre expresión en cualquiera de sus formas, odios y desprecios incluidos y hasta honrados. Se trata, por ende, de la actitud, el método, el lugar, la resistencia natural a la vacuidad de la corrección, del cuello almidonado, de la carencia de color y del mutismo mórbido.
Cada uno de nuestros esfuerzos es una expresión profunda, deliberada, universal por sacudir el yugo del censor y su obligatoria frigidez, por eso es que nuestra mayor insignia no es la condecoración hipócrita del sistema, sino nuestro ferviente e inextirpable grito: ¡¡¡PILLAJE!!!
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