Por qué soy ateo.

Es común encontrar que la palabra ateo tenga sinónimos aceptados distintos a lo que su etimología indica, a saber, ateo, significa sin dios, (a= sin, teo = dios), pero en algunas ocasiones se le atribuyen significados distintos, como si los ateos fuéramos personas desalmadas, demoníacas u otros adjetivos de menor importancia.


Pero una persona atea, no por serlo, va a representar al mal -pues pareciera que todo lo que se relacione con dios, está irremediablemente ligado al bien y es erróneo-; porque bien y mal son tan relativos como el frío y el calor, son dos condiciones de una misma cosa que las engloba. Por ejemplo, al frío y al calor, los engloba la temperatura. Y si dios es dios, me parecería lógico pensar que él resume el todo, el bien y el mal, la luz y la oscuridad, etc., pero no es esa la imagen que se tiene de dios, no al menos, en las religiones mas importantes e influyentes del mundo: cristianismo, islamismo, judaísmo, hinduismo y budismo. 


Pero, si dios sólo representa al bien y argüimos que dios es la ausencia de bien, entonces existe un lugar, un estado o una condición donde dios ya no es dios (en donde reina el mal), y es ahí donde donde ya no hay cabida para él. Sin embargo, es muy complicado hablar del frío sin hacer acopio de los conceptos que del calor se desprenden. De tal suerte que para que dios sea dios, es forzoso que abarque la totalidad de las cosas; porque, para explicar lo que es la luz, no podemos abstenernos de mencionar la oscuridad. 


Un niño de un año que aprende a caminar, ante el vértigo de la caída y el instinto de meter las manos, probablemente sufra una conmoción que a la postre se vuelve la experiencia de vida que le permite caminar. Lo que resultaba en un mal para él (desde su visión), puede resultar gracioso para un adulto que observa con satisfacción cómo se hace fuerte su hijo. El mal que enfrenta el hijo es el bien que enfrenta el padre, decir que la caída es producto del diablo y que la protección del padre es la bondad de dios, es ponernos parciales con las cosas desde ciertas perspectivas obnubiladas o incompletas. Son perspectivas distintas de una misma cosa. Y si dios las gobierna todas, pues el mal va implícito. 

En ese tenor, un ateo, no es que niegue la existencia de dios (que puede ser) sino simplemente que no cree en él y no pregona ni "su" pensamiento ni "su" palabra. Vamos, que quien no cree en los unicornios no requiere un nombre en específico (como el de ateo para gente sin dios) si no fuera porque existen los que sí creen en los unicornios.  Y entre creer y no creer, nos ponemos en una balanza de "uno" contra "todo" en donde el uno puede ser cualquier cosa (que existe o no) y el todo, lo otro. No es que se intente demostrar que dios no existe -ese es otro tema-, sino que hay otras visiones de lo que dios podría ser si verdaderamente fuese dios y cómo, el no creer en ello, no te resta, no te abona ni te hace distinto al resto de las personas. Mucho menos un endemoniado, como intentan hacer ver a los sionistas israelíes, que la gente cree que matan por ser ateos y en realidad matan porque son asesinos. Si fueran ateos, no serían tan fanáticos, pienso.

Soy ateo porque me gusta más la idea de que no exista dios, que, después de todo, si existe, lejos está de nosotros, entendiendo que gobierna a hombres y animales y a todas las estrellas de todas las galaxias de todos los universos, es decir, tan lejos que dudo si quiera que entienda nuestra psique, como el humano no entiende lo que hacen sus células.

Fin. 

Nota: las imágenes las tomé en Puerto Rico, en Cabo Rojo; en un hermoso panteón de manglares conocido como Playa Sucia. 

Publicar un comentario

Copyright © Pillaje Cibernético. Diseñado por OddThemes