26 años

Colaboración especial de Papá Zapa.

Maldigo el segundo en que te vi,
el segundo en que te hablé,
cuando soñé contigo,
el primer beso,
la primera relación,
tus orgasmos,
mis eyaculaciones en ti…
te odio y te amo,
te extraño;
estoy maldito
—loco—
con el alma destrozada,
condenado a la soledad.
¿Por qué el silencio?
Miedo y temor
cerrando los ojos
dócil y frágil,
tú con vida,
yo muerto;
días y días sin mañana,
todo es el ayer,
la vida es pasado
y duele;
el cigarro en los labios tiembla,
las manos nerviosas,
desviando la mirada
para no verte.
Tu cuerpo maltrecho
para otro es,
tus caricias, para él
¿y para mí?
Espero que me odies.
Mentiras, traiciones.
¿Dónde te mandaré?
Humillaciones, burlas.
¿Un buen lugar?
Un deseo:
que mueras
para no llevarte flores.
Sin poder dormir
—el sueño perdido—
un dolor extraño
invade todo,
estás en mi mente
todo el día
y ya estoy harto
—hasta la madre—
un día de estos
te olvidaré.
Un día lloré y grité,
quise morir;
lo que hace uno por…
¿Amor? ¿Dolor? ¿Soledad?
Solo era mi depresión.
El psiquiatra me dijo:
«Eres obsesivo,
narcisista,
con tendencia a la depresión
¡ah! Y esquizo».
Ya lo sabía.
«Mario, ya estás muy viejo para psicoanálisis,
ya no cambias,
mejor vamos sobre el duelo…
Te voy a dar una terapia,
va a ser psicoterapia;
toma tu medicamento
y nos vemos la próxima sesión,
¿cuándo la quieres?
¿El jueves a las once está bien?».
Sí.
Salí y tomé el metro.
¿Cuál es la clave para ser feliz?
No estar triste.
¿Para superar la traición?
Aguantar la respiración.
¿Para tener una mujer?
Reencarnar, si es posible, en un renacuajo.
¿A quién rezar para que esto pase?
A quien se deje.
Siento que estoy resolviendo mi vida
cuando resolví hacer esto,
he resuelto ser yo
y no me gusto.
Soy salitre en un techo
que cae
para ser barrido
por una escoba-verdugo,
soy ceniza de un cigarro
que cae
para ser disuelto
por el viento,
corto mis uñas de los pies
y las hormigas se las llevan,
soy muerte.
Es de noche,
el alcohol invade mi conciencia,
soy congruente
en un éxtasis de sueños fantasmas
—fantasioso—
donde el futuro no existe,
tu vagina me llama
y me resisto,
¿será verdad?
Habito una casa
donde no soy dueño,
las sombras son verdad;
soy inquilino,
pido permiso
y me siento bien,
aceptado y bendecido,
¿quién soy?
Tal vez una sombra más en un futuro.
Somnolencia grave,
las figuras de Toledo danzan frente a mí,
me invitan,
me seducen;
camino el inframundo
sereno;
la verdad
está en todos lados,
es mi hogar,
mi cueva,
mi corazón,
mi amor.
La soledad
antes era agradable,
ahora
la soledad duele;
me hundo en un mar apacible,
denso,
tibio…
donde una mano-padre
me auxilia,
me dejo llevar,
nado sin saber,
respiro,
volteo a mi derecha
y veo a Satanás,
él me conduce a mi destino.
Un amor lleno de dudas
es intenso.
Un te amo sin ellas
es dogma.
Ser un animal que piensa
y siente
me condena
y es no creer
y vivirlo.
Entonces,
¿lo es o no?
¡Qué importa!
Amar es de pendejos.

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