Super Mario RPG: Chapter Luigi



En 1996, Nintendo y Square lanzaron al mercado uno de los mejores títulos que aparecieron para el SNES: Super Mario RPG. Celebrado por sus gráficas, su mecánica de juego y su narrativa, también destacó por ser el primer juego de la serie Mario en omitir por completo a Luigi. El grueso de la población gamer pasó esto por alto, pero a algunos cuantos nos extrañó que, con todo el elenco de la franquicia presente (incluido Wario en un cameo), dejaran fuera al querido hermano de Mario. Pecaríamos al adjetivarlo enigma: fue fácil suponer que, dado que pocos lo echarían de menos, los productores lo sacrificaron en favor de personajes nuevos como Mallow o Geno. Sin embargo, en un charla reciente, Chihiro Fujioka (director del juego junto con Shigeru Miyamoto) me confió que Nintendo sí deseaba incluirlo en Super Mario RPG, mas él no estuvo disponible por circunstancias extraordinarias. Verán: luego del pobre desempeño crítico y comercial de su primera aventura en solitario, Mario is Missing! de 1993, Luigi dejó los reflectores y se retiró a su apacible mansión (sabrán que años de recolectar monedas han convertido a los hermanos Mario en las personalidades más acaudaladas del Mushroom Kingdom). Sucedió, no obstante, que una noche de tormenta llamó a su puerta un visitante inesperado: un Magikoopa viajero que buscaba guarecerse del mal tiempo. Aunque no tenía dinero, dijo, sabría recompensarlo si le permitía pernoctar en alguna habitación de su vivienda. El siempre escéptico fontanero rechazó su petición, y no cambió de parecer incluso cuando el hechicero suplicó caridad sobre sus rodillas; él, antes que a una criatura necesitada de refugio, veía a un enemigo. Por su insistencia, amenazó con saltarle encima si no se marchaba. Le tiró un par de pisotones a modo de advertencia. Entonces el humillado Magikoopa se incorporó y señaló cuando se alejaba que aquello no quedaría así: por rehusarse a convidar al desposeído de su abundancia, los fantasmas de tiempos pasados y venideros se manifestarían para castigarlo. Luigi desestimó sus palabras y mostró la lengua antes de regresar dentro. Estaba sentado en su sillón, junto al crepitante fuego, cuando lo dicho por el mago se cumplió: las llamas se extinguieron y, con un gélido soplo, descendió por la chimenea una espectral multitud. En cuestión de minutos se esparcieron los espantos por toda la casa y dejaron un saldo de vidrios rotos, puertas averiadas y muebles astillados. Nada pudo hacer Luigi para detener a los invasores, permeables a sus ataques. Rebasado, emprendió la huida, pero pronto lo acorralaron en el armario de la limpieza. Allí sin querer accionó su vieja aspiradora y vio cómo la horrible aparición que se cernía era succionada al interior de la bolsa. De súbito no estaba indefenso. Armado con el electrodoméstico y revestido de insólito coraje, abrió la puerta de una patada y emprendió la caza de los chocarreros intrusos. Comenzó así la batalla por la mansión de Luigi. Enfrascado en semejante aventura, no pudo atender las llamadas de Miyamoto-san, quien deseaba invitarlo en persona a participar en Super Mario RPG. A decir de Fujioka, Nintendo lamenta hasta hoy su ausencia en la que fue la última entrega de la serie en el SNES.

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