El que lo escuchaba desde hacía horas suspiró y, con gesto de amable cansancio, negó con la cabeza sin responder palabra.
El chairo, furioso, espetó:
–¡Y tú qué vas a saber! Si eres un puto peñabot, vendepatrias, prianista. ¡Vete por tu torta y tu frutsi!
Jesús, sin responder a los insultos, mientras aquel confundido pecador se retiraba, se congratuló de haber postergado tanto la segunda venida, pues ahora sí había nacido el Anticristo y así no haría quedar mal a los profetas.
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