Nomenclatura Pokémon, primera parte

Es ya 26 de marzo y, como cada año, celebramos el cumpleaños del ínclito @ConstantineVick, hombre ley de pura cepa, con un famoso poképost. Nuevamente, este año lo hacemos de dos partes, como ocurrió en la primera entrega de esta profunda muestra de aprecio y veneración.

El día de hoy, vamos a presentar la parte primera de un listado con el Top 10 de los motes cultos o literarios con que los pokétrainers de todo el mundo han bautizado a sus pokémon. Estad atentos, que quizá uno de los vuestros se cuele en esta listilla.

10. Pikachu de la Hélade

Blaster, pokétrainer gallego de 19 años (ya un rucazo, si consideramos que la edad promedio del entrenador pokémon es 11 años), declara haber bautizado a su Pikachu como el padre de los olímpicos: Zeus. No faltará quien diga que no viene al caso y, sin duda, a quien esto le parezca fuera de lugar enhorabuena habíamos de mandarle a tomarse una buena dosis de helenismo en supositorio, puesto que es bien sabido entre eruditos y profanos que, entre sus curiosidades, Zeus no solo es padre de los dioses, sino que se caracteriza asimismo por ser el dios del rayo, de las nubes y, faltaría más, de la fecundante lluvia. Así que este portentoso Pikachu tanto merece el mote de Zeus como el de Crónida y ha de tener su pokébola un privilegiado sitio en el Olimpo.

9. Ho-oh con alas de cera

El apodo en el puesto nueve sigue muy de cerca la tradición clásica del anterior, sin embargo, ahora no tiene que ver con el poder fulminante de la mayor deidad del mundo griego, sino con una humilde leyenda con tintes de fábula que predica contra la soberbia: la tragedia de Ícaro. Void27, peruano y pokétrainer de 18 años (otro rucazo, caray), asegura haber llamado a su Ho-oh Icarus. No es difícil hacer la relación entre un pokémon legendario de tipo doble, volador y fuego, y el impertinente hijo del sabio Dédalo que desoyó la advertencia de su padre. La historia, conocida de sobra, termina con la trágica muerte del joven que, con alas de cera, voló demasiado cerca del Sol para precipitarse sin poderlo remediar. El calor y las alas no se mezclan, pero Ho-oh es la prueba fehaciente de que se pueden llevar genial y que además hay que mandar por un tubo a la modestia.

8. Snorlax en el Toboso

No todo, aunque nos cueste creerlo, puede estar plagado de cultas alusiones a la Antigüedad clásica y este es el caso del siguiente puesto en la lista. ¿Quién no ha considerado adorable a un Snorlax que bloquea el camino o se echa una siesta a media batalla? A mí, en lo personal, me lo parecía, y mucho, por lo que al primero que capturé le puse un sonoroso apodo que reflejara esa delicada rudeza tan propia de su natural, le había llamado Dulcineo. Para mí estaba muy claro y hasta me parecía simpático el motivo del mote; ¡cuál fue mi sorpresa al descubrir que mis amigos no captaban! Más todavía, ninguno dellos sabía quién era Dulcinea ni se imaginaba siquiera que en España está La Mancha. En fin, esos años mozos me dejan el buen recuerdo de la superioridad moral de haber leído el Quijote desde joven y conjugarlo con unas buenas batallas pokémon.

7. Pidgeot en la literatura mexicana

Quien se pregunte por qué darse a la tarea de buscar motes cultos debe considerar primero que para entrenar pokémon hay que ser un voraz lector, un circunspecto director de vida y, por supuesto, alguien sin oficio… Así la cosas, el ocio nos hace mejores lectores y mejores entrenadores. Al menos lo anterior es cierto para la pokétrainer Rachel que ha llamado Aura a su Pidgeot (¿quién conserva un Pidgeot ahora que hay poco más de mil nuevos monstruillos por capturar?). No lo declara abiertamente, pero su comentario, «simplemente porque me gusta», nos remite sin duda a que también ha conocido el opúsculo homónimo compuesto por Carlos Fuentes y que fue plagio parcial de una obra llamada The Aspern Papers, de Henry James. Ojalá el avechucho no se traume por estar tan directamente relacionado con un autor tan nefasto.

6. Milotic y la legitimación del gobierno

El último nombre en esta primera parte de la lista es a todas luces uno de los más elegantes. El responsable, Kyosuke, un pokétrainer que seguramente es aficionado a la filosofía materialista de mediados del siglo XVII, hace gala de talante y buen juicio al nombrar a su Milotic Leviathan. No sabemos, para ser justos, si al momento de capturar a este formidable espécimen, tenía en mente a la bestia veterotestamentaria o más directamente deseaba aludir a la alegoría de Hobbes, aunque bien podríamos ser partidarios de ambas fuentes sin que esto reste mérito al nombre. ¿Será que el gobierno de los pokémon se está gestando?


Por esta semana es todo, pero buscad con singular y religioso denuedo la segunda parte la semana entrante.

Vale!

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