No parece, a entender de muchos, que se nos acabe la vida cuando estamos activos, pero ciertamente no es así en la práctica, fuera del romanticismo con el que gustamos de comprender el mundo. La vida se nos acumula en los ratos libres, cuando nada pasa por nosotros, ni siquiera las horas. Cuando vivimos con la premura del hacer, ese execrable cargo de conciencia que nuestra contemporaneidad pragmática y neoliberal se esmera en restregarnos cada que malamente puede, nos extinguimos un poquito cada vez.
En otro tiempo, ínclitos personajes como el célebre E. J. Valdés, Chunk! o JIMM defendían a capa y espada la dulce ejecución del no hacer. Y no era la inactividad viciosa del vago o del estulto, sino de un genuino ocio profesional, entregado a las letras y la imaginación. De aquellos años, cuando era aún posible abandonarse a la molicie, surgieron celebérrimas ideas que nos dieron carcajadas e infinitos ratos de solaz. Nacieron de amenas y animadas conversaciones las aventuras del Capitán Seguro y su archienemigo, el Mayor Riesgo; los himnos de los ingenieros de la institución tecnocrática más repudiada del universo mundo; el siempre feliz show de Sagrario y sus amigos, con la participación de Cthulhu, el Converge e innumerables criaturas que, para reseñar con justicia, habrían menester mil o poco más entradas…
Hoy el ocio está casi extinto, quizá no para los héroes arriba mencionados; sin embargo es muy verdadero que poco a poco se desaparece de este plano dimensional. El ocio profesional ha pasado a convertirse en la etimología de negocio. Nada podría contristarme más.
Estas pocas líneas apenas pueden darse la dicha de exponer esa sensación, mezcla de melancolía y cansancio, que me alberga al pensar en las grandes y cuantiosas entradas que en otro tiempo poblaron la humildad de este espacio y que hoy, por necesidad o cuestiones afines, apenas llegan a asomarse tímidamente como recomendaciones de una gloria rancia y acabada. Así es cuando uno tiene que seguir existiendo sin darse la oportunidad de diluirse con los recuerdos, con las carcajadas, con el hado…
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Los ratos de desenfado
Por Tuzo Pillo Hora 00:00 0
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