Snoke: la promesa que no fue

Por Erasmo W. Neumann

Este apunte contiene spoilers


A una semana de su estreno, The Last Jedi ya es la cinta que más ha dividido a los fans de Star Wars; unos la sitúan entre las mejores entregas de la serie, mientras que otros la señalan como una abominación. Con todo y las positivas reseñas de la prensa, cada vez cobran mayor fuerza las segundas opiniones, y aunque por igual siento que mientras más la pienso menos me gusta, es un hecho que éste es un largometraje en el que no aplican los absolutos. No se puede (ni debe) ver en términos de blanco y negro, sino en una delicada escala de cincuenta sombras de gris, y es que nadie discutirá que la historia, escrita y dirigida por Rian Johnson, tomó sus riesgos: arrastró a la franquicia a terrenos nunca antes explorados sin importarle si en unos años se la compara con The Empire Strikes Back o con Attack of the Clones. Y tampoco reparó en disgustar a los teóricos expertos de la galaxia muy, muy lejana al romper con algunas de las líneas argumentales que introdujo su antecesora, The Force Awakens. Una de ellas es la que tiene que ver con Snoke, el líder supremo de la Primera Orden y responsable de la corrupción de Kylo Ren. Los escasos segundos que lo vimos en Episodio VII bastaron para generar numerosas interrogantes en torno a su personaje: ¿Quién es? ¿De dónde salió? ¿Acaso es un nuevo Señor de los Sith? ¿Es otro Darth? ¿Cómo condujo a Ben Solo al lado obscuro? ¿Y cómo levantó al Imperio de sus cenizas con semejante poderío? Cada pregunta sin respuesta nutría al Internet de teorías; en los dos años que separaron a una cinta de la otra leí y escuché las cosas más descabelladas: “es un antiguo asesino de Jedis”, afirmaban por aquí; “es Palpatine que sobrevivió”, vociferaban por allá; “es un superviviente de la masacre de Anakin”, sugerían por acullá; “es nada menos que Mace Windu”, sentenciaban más al fondo con convincentes argumentos; “es un villano original creado para esta trilogía”, dijo nadie, nunca... Bueno, a medio Episodio VIII el enigmático Snoke fue asesinado por su joven aprendiz y, con ello, todas estas suposiciones fueron rebanadas en dos. Cuando vi esto no pude sino pensar que Johnson le había pintado el dedo a todos los especuladores; al carajo con la identidad de Snoke. “Abajo con lo viejo, venga con lo nuevo”; algo así va el lema de la película, ¿cierto?

            Y esto se antoja tan anticlimático como inexplicable. ¿Por qué sacar de la historia a un personaje que causó tal revuelo? ¿De verdad ya había cumplido su función? ¿Por qué darle una muerte tan pobre cuando estaba haciendo un gran papel? Si bien es obvio que la producción se aprovechó de esa regla de los Sith que señala que el aprendiz terminará por eliminar a su maestro, yo me inclino por un motivo mucho menos profundo: no sabían qué hacer con él. Punto. Pienso que cuando concibieron a los personajes de esta trilogía, ni Lucas, ni J. J. Abrams ni Lawrence Kasdan tenían claro el propósito de muchos de ellos y en realidad no los habían enlazado con la primera trilogía. Nos presentaron a Snoke como el sucesor de Palpatine sin reparar en que tarde o temprano tendrían que explicar su existencia y, al no ocurrírseles el cómo, optaron por la salida fácil: eliminarlo de la continuidad para darle mayor protagonismo a Kylo Ren y que sean otros los encargados de las respuestas en el universo extendido. Después de todo, eso es justo lo que hicieron para “redimir” a la capitana Phasma luego de su risible papel en The Force Awakens (véanse el cómic Captain Phasma, publicado por Marvel, y la novela Phasma, de Delilah S. Dawson). Así que no nos mortifiquemos por la irresoluta identidad de Snoke: basta esperar a que surjan otros materiales diciéndonos lo que las cintas no pudieron sobre él. Incluso tenemos un importante antecedente en la trilogía original: el propio emperador Palpatine era tan enigmático al final de Return of the Jedi como cuando nos lo presentaron en The Empire Strikes Back. En dos películas no nos dijeron gran cosa sobre su origen; fue del universo extendido y de las precuelas que surgió la fascinante biografía que le conocemos ahora.


            La de Snoke es solamente una de las decepciones que encontré en la trama de The Last Jedi, una cinta que sin lugar a dudas se sostendrá polémica hasta el estreno de su sucesora, cuyos guionistas tienen una labor que no envidio: conducir a buen término esta historia y sus cabos sueltos. ¿Qué se dirá de Episodio VIII cuando se la mire en retrospectiva? ¿Se la considerará el Attack of the Clones de la trilogía de secuelas o, cual Anakin Skywalker, se redimirá y alcanzará el estatus de culto? Ese veredicto lo dictará el tiempo. Mientras tanto, que la Fuerza nos acompañe en estos tiempos de turbulenta fanaticada y nos prepare para las sorpresas de Episodio IX

Publicar un comentario

Copyright © Pillaje Cibernético. Diseñado por OddThemes