La vida es para vivirla

Me parece que lo que es, "es" porque tenía que ser, de otra forma no tendría sentido que fuera, es decir, que no fuera. Y como forzosamente es, forzosamente requiere estar, ¿cuánto tiempo?: Todo, porque si hubiera un tiempo que no fuera lo que hoy es, entonces ese tiempo ya no sería tiempo y empezaría a ser otra cosa, con lo cual sigue siendo siempre y, en consecuencia, no necesita un origen o un creador, ni un final. Solo es importante saber que está en constante cambio y que nosotros solo somos espectadores de esto que está aconteciendo por un brevísimo espacio de tiempo entre todo el inmenso tiempo que lleva siendo, como para preocuparnos por lo que va a pasar cuando nos lleve la verga o por lo que nos puso aquí antes de ser lo que somos.

La diferencia entre las hormigas y los hombres estiba en que unas caminan en 4 patas y el hombre en 2, porque si observamos a la escala que requerimos para este análisis, el hombre, en perspectiva, ¿qué diferencia tiene con respecto a la hormiga, si los dos trabajan para acumular y sobrevivir en épocas difíciles, los dos construyen y los dos crean sus grandes civilizaciones? ¿Qué se supone que entendemos por pensar? ¿Pensar qué en torno a qué? ¿Por qué el "instinto" de esos animales será suficiente para construir tan grandiosas obras de ingeniería (como las abejas en los panales)?, ¿cómo sabe la abeja que en la forma hexagonal de la celda cabe más miel?

Lo que es un hecho, es que no hemos encontrado una definición del hombre acorde a todo lo demás que existe. Desde su perspectiva más intrínseca, en la que nos cuestionamos lo que somos, pero englobando lo que somos realmente: seres de colores puestos en una pelota (supuestamente, si es que la tierra realmente es redonda), y a ese nivel, si los hombres poseen alma y los animales no, el alma pierde valor. Porque es como hablar nosotros ahora sobre los sentimientos de las hormigas: ridículo. No porque no los posean, que no podemos afirmarlo, sino porque la unidad a la que pertenecemos como especie, como seres o como individuos, está dentro de nosotros y de lo que concebimos como aquello que somos. Y así cada hormiga, cada hombre o cada grano de arena, será lo que es para que esto que está aconteciendo, sea. Y la posibilidad de ser espectador de este milagro irrepetible de la energía convirtiendo materia en colores y que podamos verlo y preguntarnos acerca de ello, es el único verdadero valor que puede tener esto que ninguno entendemos, de lo cual nadie recibió lecciones de cómo hacer en ella pero que pasa y pasa y pasa más rápido que lo necesario para entenderla. Este valor es la vida en sí misma y por sí misma, vivirla es, en consecuencia, el objetivo fundamental, final, único, irrepetible e irremediable de la vida. 

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