Castlevania by Netflix

Contiene spoilers menores



Los videojuegos tienen una historia de amor y odio con las adaptaciones al cine y la televisión. Aún resuenan en la memoria gamer las películas en directo basadas en Super Mario Bros. y Street Fighter II que aparecieron en los 90, así como los cortos animados de The Legend of Zelda que dieron origen al infame “excuuuse me, princess”, entre otros tantos desastres. Son contados los casos de éxito en el género. Sin embargo, en años recientes he visto con beneplácito el surgimiento de algunos esfuerzos independientes que lo han hecho bastante bien, como la serie Street Fighter: Assassin’s Fist, que se exhibió en Machinima, o los cortometrajes de Mortal Kombat Legacy. Esto último me dio esperanza cuando me enteré de que Netflix haría una serie animada basada en Castlevania, sin embargo, dicho sentimiento se diluyó cual sangre en una copa de vino cuando supe que esta producción, de hecho, llevaba más de siete años en development hell de la mano de Frederator. Ya saben: es raro el proyecto que emerge glorioso de ese limbo. Quizá seguiría allí de no ser porque Netflix metió su cuchara e hizo su magia: si bien no causó el revuelo de House of Cards o Stranger Things, Castlevania ha gozado de una muy buena recepción. Nada mal para una franquicia prácticamente abandonada por sus creadores, ¿no lo creen? De hecho, como aficionado a los viejos juegos de Konami, tengo algunas cosas qué decir al respecto.

La serie, por supuesto, me gustó. Sin embargo, me resulta curioso el hecho de que solamente hicieran cuatro episodios de treinta minutos cada uno, mismos que apenas representan el piloto de la historia. No sé a ustedes, pero a mí me hace pensar que Netflix quería sondear el terreno; descubrir si al público de verdad interesaría el producto. De ser el caso, la recepción ha dado luz verde al proyecto, pues ya trabajan en los siguientes ocho capítulos, lo cual es genial porque no concibo una serie de televisión con temporadas de dos horas (aunque, vamos, ocho tampoco son tantas). La calidad de la producción es bastante aceptable, y agradezco que hayan optado por la animación tradicional en una época en la que la animación por computadora es el estándar: para mí, esta adaptación de Castlevania luce como lo habría hecho en los 90, acaso en los 2000, y eso me encanta. El contenido, ya lo dije, es breve, pero nos da un inicio bastante apegado a su material de origen: Drácula (equiparado aquí con el príncipe Vlad Tepes) ha jurado destruir Valaquia luego de que la Iglesia ejecutara en la hoguera a su esposa, Lisa, y Trevor Belmont, el último descendiente del legendario clan de cazadores de vampiros, emprende una cruzada en su contra acompañado por Sypha Belnades y Alucard, el hijo rebelde del conde. En la trama son claras las influencias de Symphony of the Night, la primera entrega en introducir a la esposa de Drácula al canon, y sobre todo de Castlevania III: fue en dicho título de NES que conocimos a Sypha y Alucard (está por verse si acaso Grant, el otro personaje disponible en el juego, aparecerá en esta historia), y es justo esa aventura la que sirve de precuela a toda la franquicia hasta Lords of Shadow. Así que podríamos decir que la serie es en realidad una adaptación de Castlevania III, y si tiene éxito quizá más adelante aborde las aventuras de Simon Belmont. Cruzo los dedos por que así sea.


Algo que encontré en particular agradable es el hecho de que este Drácula es un villano con motivación: si bien nunca se nos explica cómo se convirtió en vampiro, el hecho de que sea su corazón roto el que lo impulsa a declarar la guerra a la humanidad le confiere una textura ausente de los primeros títulos de la serie. La constante búsqueda de conocimiento que exhibe al comienzo de la serie me recordó al Drácula de la novela The Historian, de Elizabeth Kostova, una encarnación que por igual empata al voivoda del siglo XV con el monstruo de Stoker. Asimismo, es interesante ver a Trevor como un alma torturada y deseosa de mantenerse al margen de la centenaria lucha de su familia; de inicio, él no se considera un héroe destinado a enfrentar al mal ni desea serlo. También aprecio la clasificación R, muestra de que Castlevania no fue pensada para niños, sino para los fans de la vieja escuela.


Quizá lo único que lamento —casi me atrevo a decir que es imperdonable— es que no utilizaran la música de los juegos. ¡La historia sonora de Castlevania está llena de joyas! En su lugar, la serie cuenta con una banda sonora original escrita por Trevor Morris y, de hecho, está disponible en Spotify. Si les soy franco no le encontré nada memorable.


La “segunda temporada” de Castlevania aparecerá en algún punto de 2018.

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