El escritor que se hundió con el Titanic

En abril de 2012 se cumplieron 100 años del hundimiento del RMS Titanic, quizá el peor desastre marítimo en la historia reciente con un estimado de mil quinientas víctimas; más de la mitad de los pasajeros. La primera travesía de este colosal navío, desde Southampton hasta la ciudad de Nueva York, prometía ser un evento histórico, y fueron numerosas las personalidades que se apuntaron para el viaje, entre ellas gente de la nobleza, funcionarios, artistas y empresarios. Uno de los pasajeros en primera clase era el escritor estadounidense Jacques Futrelle.


Futrelle nació en Georgia en 1875 e inició su carrera como periodista y operador de telégrafo entre Boston y Nueva York. En 1905 comenzó a publicar en el Boston American un cuento por entregas titulado “El Problema de la Celda 13”. Allí hizo su primera aparición el profesor Augustus S. F. X. Van Dusen, científico llamado “La Máquina Pensante” por su ingenio y su visceral aplicación de la lógica. “Cualquier cosa es peligrosa en manos de un hombre que sepa utilizarla”, es uno de sus dichos más famosos. El título en cuestión narraba cómo era que Van Dusen aceptaba el desafío de escapar de una prisión de máxima seguridad en un plazo de una semana sin valerse de otra cosa que las ropas que llevaba puestas y su intelecto; a la fecha es el trabajo más célebre de la pluma de Futrelle y una frecuente adición en antologías de narrativa detectivesca. Posteriormente, el personaje estelarizaría otras tantas historias breves, y llegó a ser tan popular entre los lectores que en 1906 Futrelle dejó su trabajo como periodista para enfocarse en la creación de novelas. Llegó a producir un total de diez. Sin embargo, la carrera de este Conan Doyle americano se vio interrumpida de súbito en abril de 1912: él y su esposa May buscaban en Europa un distribuidor para las aventuras del profesor Van Dusen, y al enterarse del viaje inaugural del Titanic decidieron volver a casa a bordo del gran navío. La noche del desastre ambos fueron apresurados hacia un bote salvavidas, pero aconteció que solamente había espacio para una persona, y el escritor insistió en quedarse y que su mujer se salvara. La última vez que se lo vio fumaba un cigarro en la cubierta, al lado del empresario (y también escritor de ciencia ficción) John Jacob Astor IV, el hombre más acaudalado a bordo del Titanic. Días atrás, Futrelle había cumplido 37 años.


Su novela My Lady’s Garter, publicada de manera póstuma en 1912, fue dedicada por su esposa a todos los héroes y víctimas del Titanic.

Publicar un comentario

Copyright © Pillaje Cibernético. Diseñado por OddThemes