Cualquiera que sea tu tarea en la vida,
cualquier perfil que cubras en la sociedad a la que pertenezcas, estarás
inmerso en un sistema que te empuja a cumplir ese papel, salvo en los casos en
los que decidas pagar el precio, que es altísimo. Todos los días se escuchan
frases que hacen alusión al trabajo y a los menesteres de cada persona. Frases
como: “Trabajo es trabajo”, en la cual intentamos restar importancia a otras
cuestiones más bien personales, sabiendo de antemano que es más importante
tener las cosas bien con aquello que es nuestra fuente de ingreso y sostén de
familia, que estar bien con la propia familia.
Eso es porque es más importante la comida que las sonrisas que le tengas
que arrancar a “tu vieja”, como vulgarmente decimos los mexicanos. (Bueno, sus
viejas porque yo lo que es vieja, solo la que me trajo al mundo.) En la
actualidad es más importante estar bien con el jefe que con “la jefa”, como
también decimos, no sin cierta vulgaridad nuevamente, los mexicanos para
referirnos a nuestra madre, tan mentada, por cierto… Los mexicanos, ¡ay, esos
cabrones! –disculpen que vaya de un tema a otro, no puedo sino dejar que la
pasión por lo que quiero decir me arrebate en un dejo de estupideces que si
bien no tienen sentido, al final creo que los caminos de la vida así son: Veredas
en las que vamos descubriendo las espinas del camino-. Esos mexicanos que a
todo le ponemos nombre secundario y que en la segunda concepción nos albergamos
para no ser lo que somos. Porque detrás del chile se esconde el pito, como
vulgarmente –en lo sucesivo todo será vulgarmente- decimos los mexicanos sobre
la verga, es decir, el pene; detrás de la papaya se esconde “la panocha”, la
vagina para acabar pronto, y todo lo que existe en determinado tiempo tendrá
forma de pene y de vagina. Porque así somos los mexicanos... Pero vamos, que del
sistema político hemos llegado hasta una vagina, ¿cómo nos pasó esto? Como
quiera que haya sucedido, regresar es más difícil que retomar el tema:
Es tu obligación levantarte a una hora y
asistir a un centro de trabajo a mover tus manos y pensar (en algunos casos),
para que un sistema que se integra también por ti, se sostenga. Pero vamos,
¿que no se suponía que estábamos vivos para vivir? Bueno, es que necesitas
trabajar para comer, y comer para vivir, dirán otros. Pero luego sale un loco
por allá diciendo que no se necesita la comida para vivir y que solo los rayos
del sol bastan y pienso: ¿Y si fuera cierto y todo este escenario al que
pertenecemos pudiera ser completamente diferente pero no lo parece porque así
siempre ha sido, porque estamos programados o por lo que se te dé tu chingada
gana pero el punto es que “sea diferente” solo porque sí, porque esa es la
premisa y no necesita justificarse para analizarse; si esto fuera así, si de
verdad no necesitáramos la comida tanto o más que el sexo o incluso que el
sueño o que unas vacaciones, en otra forma de hacer las cosas, entonces, por
qué no lo hemos hecho? Si los que defienden la legalización de las drogas bajo
la premisa de que abren la consciencia, tienen razón, entonces no es difícil
imaginar que quizá su ilegalidad sea premeditada, y quienes se burlan de esta
situación también pagan un alto precio. Los que no coinciden con la sociedad y
el sistema de empleo son los artistas que mueren de hambre porque no pueden
vender, son los vagabundos, los alcoholizados tirados en las calles, los
perdidos en las drogas, porque son personas que no están encajando. Los que
reniegan de las drogas y van contra las leyes al respecto de esto, están
muertos, en las cárceles, escondidos, peleando, sufriendo, dando la vida, no
por ellos, no por suerte de ser narcotraficante sino por hacer algo prohibido
que está prohibido quién sabe porqué vergas y para qué. La pregunta de si las
cosas que se consiguen con droga pueden conseguirse con meditación, requiere
una respuesta que incluya todas las otras cosas que logramos por otro medio,
como comer: No comemos porque cacemos, comemos porque cultivamos vacas y
zanahorias, encontramos la forma de tener abasto de lo que nos suponía una
primera necesidad. Para matarlas cuando fuera necesario comerlas. ¿Por qué no
habríamos de usar aquello que sea un camino más corto para la sensación que se
percibe con la meditación, en las drogas, si eso hicimos con la medicina, si es
que esta historia de que abren la consciencia, es cierta?

Tenemos todas las respuestas antes de
nacer. Trabajamos 6 de 7 días que tiene la semana, en los países más
desarrollados 5 o incluso 4. Los hay que son privilegiados y hacen apenas labor
desde casa y sus ganancias son altísimas. Pero ¿qué hace el común de la
sociedad? Vivir trabajando. Esto no suena mal si nos comparamos con las
hormigas. Pero todo se descompone cuando vemos que de todas las hormigas,
algunas mueren de hambre, o de guerra, si es que tuvieron la desgracia de nacer
en un país con riquezas naturales, como África con los diamantes, Siria y
Turquía con sus tierras de oleoductos de petróleo, México como petrolero.
Sus
propias riquezas suponen sus desgracias, porque somos atacados, conquistados,
sometidos, Es la historia de la vida,
de todos los pueblos sobre todos los pueblos. A México le llega como imposición
de precio al petróleo, digo, para qué nos hacemos pendejos y queremos ver como
que la Expropiación Petrolera y la Reforma Energética no solo siguen
conviniendo a los países más desarrollados que usen petróleo, sino que suponen
nuestra propia desgracia: Nos siguen diciendo cómo hacer las cosas en nuestro
propio suelo, porque somos ignorantes, atascados, necios. Los latinos fuimos
los agachones, los que al primer pendejo que se nos puso enfrente le dijimos
“sí, señor, lo que tú digas”. Por eso los putos españoles nos chingaron en dos
patadas (los españoles viejitos, los de ahora ya me caen mejor). Y hoy, las corporaciones
impuestas sobre los gobiernos, porque es más importante el producto, el
servicio, el trabajo, la prisa por tomar las vacaciones, por pagar la tarjeta,
por comprar la primera camisa y no se preocupe que nosotros le damos el crédito
que usted necesita para construirse una vida acorde a sus necesidades, del
tamaño de sus sueños.

Pero alto aquí, ¿cuáles sueños? Analicemos los primeros
sueños del niño: Un trineo volador rebosante de juguetes y abundantes dulces,
¿qué otra cosa puede soñar un niño sino estupideces? Al final es un niño, no
entiende las cosas. Cuando sea grande lo entenderá, y resulta que llevamos
pinche mil años tratando de entender y pos no llevamos mucho ¿edá? No
entendemos una mierda. ¿Qué es la vida y para qué chingados estamos aquí? Y
entre las respuestas que tengo, la que más me convence no es la que podría ser
la respuesta de muchos. Habrá quien crea que es el precio de haber pecado, el
camino a la excelencia, a la felicidad, al cenit que en otra vida nos será
recompensada de pinche mil formas, unas muy morbosas, como el poseer un número
insaciable de vírgenes (pero eso sí, van tapadas hasta la médula y sus hombres
sueñan con tener no a una, sino a todas abiertas de patas para comer y lamer a
su antojo, como en la tierra nunca hicieron, porque nunca conocieron las
lamidas de amor, esas en donde lo que importa no es cómo te unes a otra persona
sino que sea de todas las formas posibles: culturas en las que matan personas
por ser homosexuales o por tener Facebook, siguiendo una teoría sangrienta), yo
más bien creo que el cenit es precisamente la coincidencia de estar vivos, el
momento efímero que resulta ser esto, la hoja del árbol, el esperma que fecundó
y cambió la historia, porque cada día se pasa más rápido que los últimos 20
años. Y dentro de 20 años la mitad de nosotros no estaremos, porque nos morimos, porque desaparecimos o porque fuimos "esfumados" como el la cruda historia de "1984 o El gran hermano", libro visionario escrito por George Orwell (1947). Pero estamos trabajando
para producir más, teniendo la tierra llena de guerras y minados los campos,
los poderosos sobre los pobres y estos siendo muertos para que se ajusten a un
sistema donde su mano de obra esclavizada servirá para darle la vida que
merecen a unos cuantos. Y por eso también los hombres, como los animales, tenemos
reina, lo que los hombres no sabíamos es que esta reina iba a ser dueña de
todos los hormigueros y además, para que puedas vivir en él -después de
trabajar-, debes pagar por tenerlo, y como no tendrás más dinero que el que yo
te doy por tu trabajo, entonces me pagarás con más trabajo. Y al que no le
gusta está en la cárcel, en las calles, en los cementerios o encerrado en un manicomio
declarado loco por convenir a los intereses de ese sistema podrido. Otros
muchos sentados en su banqueta pidiéndole a su pobre madre 20 pesos para una
caguama. Los activistas: Muertos. La pregunta es ¿por qué? La respuesta es: Ni
puta idea. Pero creo que es por pendejos.
Pd.- La imagen de la mano cortada pertenece a un post que habla sobre los diamantes de África: http://marinareinaguindo.blogspot.mx/2011/12/diamantes-de-sangre-otra-vez.html
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