Seguimos chingados con lo que somos

Según la ciencia, vivimos en un universo compuesto por electrones que se pegan y despegan como les da su chingada gana, porque aún no se explica la verdadera conexión que hace que todo se integre. Los escépticos dirán que es "otro tipo de fuerza" a las ya conocidas de gravedad, eléctrica y magnética; los religiosos lo llamarán Dios: Aquello que todo lo integra. Y se le concederá una consciencia que predetermine, pues, ¿qué sentido tendría que Dios no tuviera consciencia y solo fuera un ente sin voluntad? El pequeño detalle es que para nosotros, "tener consciencia" es <<experimentar a través de la observación el comportamiento de las leyes que nos rigen y adquirir conocimiento de ello>> y tan tan. Pero eso tampoco dice mucho ¿eh?


Supongamos que por fin descubrimos que la Gran Teoría que define el comportamiento del universo. Supongamos que nos lleva a otro universo o que ya es el único y que entendemos porqué hace las cosas. ¿Qué sigue? ¿Nos morimos porque ya sabemos qué pedo? !No¡ Vamos a querer mas yates y más paletas de chocolate, porque de eso estamos hechos: De deseos. Es nuestro deseo saber, además, para qué; es nuestro deseo tener, deseamos poseer a costa de lo que sea. En torno a eso, la filosofía, la ciencia y hasta los asuntos de guerra y los chismes de vecindad, son circunstancias creadas que nacen a partir de la necesidad de satisfacernos. La necesidad de saber. La pregunta hace que devenga la necesidad de una respuesta, de la respuesta el análisis y con ello el razonamiento, singularidad que le atribuimos al humano, sin saber si quiera si la tierra podría tener "otro tipo de cerebro"(quizá la tierra tiene en su núcleo, tantos átomos ardiendo que crearon tejidos y con ello un centro de control, lo que pasa es que con tanta lava que tiene en la panza, apenas nos siente, o quién sabe, quizá sí nos siente y cuando se rasca, ¡tómala! ¡Un tsunami!). 

De este razonamiento que "poseemos" se desprende todo lo demás. No habría edificios, aviones, chats, internet ni el futuro tan experimental que promete la tecnología si el hombre no se hiciera preguntas. Eso es lo que nos define al final de cuentas, la circunstancia que nos viste en cada época y en cada momento de la existencia de lo que, hasta ahorita, somos. Porque cuando se abra el telón y veamos que, efectivamente hay otros mundos y que incluso ya hasta teníamos nexos (si fuera cierta esa teoría), tendríamos que construirnos una realidad alternativa a la que ya teníamos. Pasar de un tipo de pensamiento a otro, como cuando se presumió que la tierra era redonda, tardamos casi un siglo en adoptar el término. De la misma manera en la que nosotros nos hemos tardado en adoptar los términos de física cuántica y relativista, que al  final del camino se contradicen. Y el día que se encuentre la teoría que las unifique, ese día tendremos más preguntas porque una teoría que las unifica dice que este universo es plano. Es decir que tu vives en una casa que no mide nada de alto. Esto me recordó la película de Pixar de "Inside Out" cuando pierden la tercera dimensión. Con estas premisas es difícil crearse una idea de lo que es "esto que habitamos". Si es una realidad virtual y estamos dormidos en una "Matrix" o de verdad hay una bola de fuego en torno a la que estamos dando vueltas como pendejos. 

Si trato de ponerme en los zapatos de una persona que vivió en 1320, quizá ni siquiera pueda entender su entorno. No sé qué se siente vivir en una tierra plana. Tampoco sé qué se siente envejecer lento, tal como propone la teoría de la Relatividad cuando dice que la temperatura curva el espacio tiempo y por ello el tiempo discurre más lento en unas partes que en otras. Supongamos que viajamos aprovechando la curvatura del tiempo pero en la tierra, para cuando volvamos, habrán pasado mil años ¿Yo sentiré que vivo mil años aburrido o para mí serán los mismos años que hubiera vivido si no  me hubiera subido a una nave? Me imagino que aunque sean 10 años los que hubieran pasado, diez años subido en una nave deben ser como mil en la tierra: Lo más lento y aburrido del mundo. O bueno, de fuera del mundo porque eso está haciendo la nave, saliéndose de su casa en la que le tocó nacer, oh paradoja, precisamente para irse fuera de ella. 


Me parece que todo apunta a una sola cosa a la que tantas y tantas personas han llegado a concluir: Todo depende desde donde se mire. Esto quiere decir que la realidad de cada persona, incluso apoyado científicamente, depende de lo que en su concepto de realidad suceda. Nadie puede asegurar que para todos algo es igual, porque primero deberíamos hacer encuesta a todas las personas para saber si todos estamos de acuerdo en algo, y por otro lado, habría que encontrar primero qué podría ser eso en lo que "todos" pudiéramos estar de acuerdo. No me parece una empresa fácil. Ya imagino a alguien responder ante la pregunta: ¿Consideras tú que el universo posee energía?, con otra pregunta: ¿Qué es energía? Y enrolarse en un cuento de nunca acabar. ¿Por qué entonces proponernos declamar verdades? ¿Por qué no mejor, escuchar teorías, que cada quien saque sus conclusiones y que el resto de la gente haga lo mismo con sus ideas y pensamientos? Nos cuesta mucho trabajo entender que existan personas para quienes la realidad es otra muy distinta a la nuestra, sin darnos cuenta de que gracias a esta diversidad es que hemos aprendido lo que aprendimos, cualquiera que sea el aprendizaje y el concepto de aprendizaje que cada quien posea, al final, me parece que el conocimiento es, si no el fin primordial de lo que supone todo esto, sí el vehículo en el que se transporta. El universo se transporta sobre las ruedas de la interpretación de la realidad de cada persona. Y nadie puede hacer nada para cambiarlo. Ni Dios. 


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