En 2013 Benedict Cumberbatch dio vida a John Harrison en Star Trek: Into Darkness, la secuela al exitoso relanzamiento de la franquicia bajo la tutela de J.J. Abrams.
La trama de esta película nos reveló que Harrison, un terrorista que pone en jaque a la Flota Estelar, era en realidad uno de los villanos emblemáticos de la franquicia: Khan Noonien Singh. Este personaje apareció por primera vez en la serie de televisión original en 1967 y después tuvo una participación mucho más memorable en la película Star Trek II: The Wrath of Khan de 1982. En ambos casos fue interpretado por el actor mexicano Ricardo Montalbán y, como su nombre sugiere, era de ascendencia india. Este último hecho fue la raíz de una controversia en torno a la elección de Cumberbatch para hacer al villano, pues no faltó quien levantara la voz para señalar un presunto acto racista: ¿por qué un hombre blanco de rasgos europeos interpretaba a un personaje claramente asiático? Por ejemplo, Charlie Jane Anders escribió esto para Gizmodo:
¡Claro! Todos sabemos que no hay personas blancas en Asia ni en África, ¿cierto? Todos sabemos que los europeos jamás han puesto pie en esos continentes, ¿cierto? No existieron casos como el de Rudyard Kipling, quien nació en la India de padres británicos, ¿cierto?
Si bien la polémica de Khan no alcanzó la escala de la última entrega de los Academy Awards, la mancha de la vergüenza quedó allí para la posteridad. A mí me pareció una reacción absurda, pues en ese mismo mundo donde debe condenarse el casting de un hombre blanco en el papel de un personaje moreno debemos aplaudir que Flash Thompson y Mary Jane Watson sean interpretados por Toni Revolori y Zendaya en Spider-Man Homecoming, que Hermione Granger se convierta en una mujer negra en Harry Potter & The Cursed Child y que Idris Elba haga a Roland Deschain en la adaptación de The Dark Tower (y que conste que esto último no me desagrada del todo). Es una tragedia que un personaje de color icónico para la ciencia ficción se transforme en un tipo blanco, pero si la pelirroja más famosa de los cómics se transforma en una chica de color hay que celebrarlo. Es un argumento tan congruente que por poco raya en la hipocresía.
Y ni hablemos de lo que está haciendo Marvel en los cómics: bajo la lógica incluyente del siglo XXI cualquiera puede ser Thor, Iron Man o el Capitán América, ¿cierto? Cualquiera puede ser lo que quiera, ¿no? Bueno, queda claro que no cualquiera puede ser Khan.
La trama de esta película nos reveló que Harrison, un terrorista que pone en jaque a la Flota Estelar, era en realidad uno de los villanos emblemáticos de la franquicia: Khan Noonien Singh. Este personaje apareció por primera vez en la serie de televisión original en 1967 y después tuvo una participación mucho más memorable en la película Star Trek II: The Wrath of Khan de 1982. En ambos casos fue interpretado por el actor mexicano Ricardo Montalbán y, como su nombre sugiere, era de ascendencia india. Este último hecho fue la raíz de una controversia en torno a la elección de Cumberbatch para hacer al villano, pues no faltó quien levantara la voz para señalar un presunto acto racista: ¿por qué un hombre blanco de rasgos europeos interpretaba a un personaje claramente asiático? Por ejemplo, Charlie Jane Anders escribió esto para Gizmodo:
[...] this is clearly a bit of whitewashing [...] Khan is on of the most iconic people of color in space opera, so to turn him into another angry white guy seems just kind of sad.
¡Claro! Todos sabemos que no hay personas blancas en Asia ni en África, ¿cierto? Todos sabemos que los europeos jamás han puesto pie en esos continentes, ¿cierto? No existieron casos como el de Rudyard Kipling, quien nació en la India de padres británicos, ¿cierto?
Si bien la polémica de Khan no alcanzó la escala de la última entrega de los Academy Awards, la mancha de la vergüenza quedó allí para la posteridad. A mí me pareció una reacción absurda, pues en ese mismo mundo donde debe condenarse el casting de un hombre blanco en el papel de un personaje moreno debemos aplaudir que Flash Thompson y Mary Jane Watson sean interpretados por Toni Revolori y Zendaya en Spider-Man Homecoming, que Hermione Granger se convierta en una mujer negra en Harry Potter & The Cursed Child y que Idris Elba haga a Roland Deschain en la adaptación de The Dark Tower (y que conste que esto último no me desagrada del todo). Es una tragedia que un personaje de color icónico para la ciencia ficción se transforme en un tipo blanco, pero si la pelirroja más famosa de los cómics se transforma en una chica de color hay que celebrarlo. Es un argumento tan congruente que por poco raya en la hipocresía.
Y ni hablemos de lo que está haciendo Marvel en los cómics: bajo la lógica incluyente del siglo XXI cualquiera puede ser Thor, Iron Man o el Capitán América, ¿cierto? Cualquiera puede ser lo que quiera, ¿no? Bueno, queda claro que no cualquiera puede ser Khan.
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