Y pa’ qué tanto pedo

Acabo de leer una reseña, desas basurescas cosas que publica CNN México, que versaba sobre audífonos, sus ventajas y sobre todo sus desventajas. No era el típico artículo que busca concientizar sobre el pedo de las bacterias y mierdas que entran al oído gracias a estos simpáticos adminículos, sino una de tantas propagandas disfrazadas para que, en imitación a Fry, les digas que se callen y tomen tu dinero.

Pues bueno, pasa que conmigo el asunto no les salió del todo bien.

¿Por qué?

Digamos que cuando pintas las desventajas (y es que pareciera que la idea era hacer un mercadeo negativo) y encima dices que todo cuesta arriba de dos mil quinientos pesos, la verdad es que pocas ganas quedan de decir que tomen tu dinero.

Yo sé. Yo sé. Por un lado no tiene sentido lo que estoy diciendo, por otra parte quedo como pinche pobre.

Las ventajas de los productos en cuestión, digamos, son muy grandes, tanto que se necesitan muchas desventajas para desalentarnos a adquirirlos. En mi caso, me importa un comino si el audífono se sale cuando hago ejercicio (y es que no escucho música cuando me ejercito; soy de esos chapados a la antigua que creen en el mens sana in córpore sano), también me la sopla huracanadamente si son demasiado grandes como para interactuar con mi prójimo (ya en otro momento he dicho que la gente es idiota, tácitamente esto es que prefiero sacarle la vuelta) o si de vez en vez la señal del diente azul se corta un poquito. El caso es que si a la postre resulta que son productos con fallos como todo en esta pinche vida, ¿pa’ qué tanto pinchi pedo? ¿Pa’ qué gastar dos mil quinientos pesos si al rato ya no nos satisface porque salió otra mamada más mejor?

Desde hace un año me compré unos audífonos inalámbricos chinos, es verdad que hay otros de mejor calidad, mayor fidelidad, sistema envolvente y la manga del muerto, pero me la sudan todas esas chingaderas. Fueron baratos (seiscientos pesos), para ser chinos han durado un puterísimo (hombre, un año) y cumplen su chingada función. ¡Que no soy un DJ ni un ingeniero de sonido para necesitar tanta mamada! Lo único que quiero es algo para entretenerme cuando me trepo en el autobús o salgo a comer solo, o bien, en el caso más pior, cuando estoy trabajando y el silencio ya es más una carga que una ayuda.

Pues nada, solamente quería vaciar mi tren de pensamiento ahora, sin mucho cuidado en la lógica del mismo. Para que luego no digan que en este espacio no hay cabida para todo.

Hasta la próxima, chavalada.

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