Genial con ge de Ghostbusters. Un comentario ligero


Me sumo al océano de comentarios y juicios previos alrededor de la nueva cinta de Cazafantasmas con una breve nota que espero incordie a mucha gente: la decisión de tomar la franquicia y trastocarla hasta convertirla en una mala broma de sí misma, al menos hasta donde la propaganda y los avances nos dejan ver, es muestra de la más pura y perversa genialidad.

Dos elementos me interesa apuntar y de ahí no quiero hablar, yo al menos, del asunto: el primero es la destrucción casi completa del concepto original y la reventa de los despojos como si fuera el producto genuino a las generaciones presentes. No es un secreto: creo que la gente de hoy es mayormente idiota, ¿en qué me baso? Bueno, interactúo con mucha gente en mi vida cotidiana, desde conductores de autobús hasta meseros, dependientes de tiendas, ejecutivos de ventas, conductores de Uber, tuiteros, profesores… en fin, la lista es larga, no soy un ermitaño, por lo que tengo una idea más o menos clara de lo que pasa en mi entorno; el otro motivo es que imparto clases a jóvenes, de cuya condición socioeconómica prefiero no decir nada. Estoy en contacto, por consiguiente y muy a mi pesar, con la contemporaneidad más fresca; día con día agradezco que aprendí a leer, que tengo criterio y además que soy un hombre suficientemente educado como para enfrentar la rutina con una dosis de buen humor, pero el caso es que desde las decisiones que veo que la gente a mi alrededor toma, hasta la manera en que justifican el más nimio de sus actos me arroja a la cara que son idiotas, en un sentido que no dista demasiado de la terminología médica. ¿Qué tiene que ver esto con la película en cuestión? Que la parafernalia productiva se aprovecha de la idiotez ajena para colocar un producto que de origen no tiene la calidad del que lo inspiró, y esto se realiza sin el menor remordimiento ni temor a que el resultado sea negativo, tanto en el ámbito de la recepción como en el impacto mercantil que se espera provocar. Está claro que quienes produjeron esta cinta lo hicieron con plena conciencia de lo que estaban haciendo, a final de cuentas, ¿quiénes se van a quejar? No una basta mayoría, sino apenas un pequeño sector de gente con dos dedos de frente y mucho tiempo libre como para dedicárselo a aborrecer una película que va a pasar sin pena ni gloria por este patético mundo. Esto también está maquinado con mucho cuidado, porque si por un lado juntas a un montón de idiotas que han crecido tragándose cuantas idioteces se les ponen delante y, por otro, a un montón de no tan idiotas, pero idiotas al fin, que se toman a pecho cualquier mamada y los pones a debatir sobre un mismo asunto, el resultado es que tu esperpento se vuelve tendencia, todo el mundo quiere hablar al respecto (¡puta madre! ¡Les estoy dedicando una chingada entrada aquí, carajo!), y al final detractores y fanáticos irán a hacerle el agosto a la casa productora cuando al fin llegue a los cines.

Aquí es donde viene la otra gran muestra de genialidad: el nuevo elenco está compuesto por mujeres únicamente. Esto es curarse en salud y a continuación explico el motivo: en la idiotez contemporánea se han consagrado de manera vertiginosa una serie de tabúes cuya violación puede destruir vidas. Uno de estos tabúes es el asunto de la igualdad de género. Este bendito mecanismo de control social promueve que cualquiera que se atreva a señalar una falta, inconformidad, disgusto o cualquier cosa “negativa” (noten las comillas) a una mujer, automáticamente es machista, misógino, falócrata, heteropatriarca, retrógado y no merece vivir. ¡Está todo medido con precisión quirúrgica! Primero se destruye un concepto, se arma con notorias diferencias y luego se le barniza con estrógeno rosa (hay de muchos tipos, y éste es rosa). ¡Ya está! Sabes que será una tendencia, que todo el mundo estará ahí hablando al respecto, aunque sea por poco tiempo, pero además te aseguras que ningún rechazo genuino pueda tocarlo, ¿por qué? Porque cualquier argumento racional que sea lo suficientemente fuerte como para tumbar este circo automáticamente quedará invalidado, por machista, por heteronormativo, por segregador, no importa si el argumento en cuestión no se refiere ni remotamente al hecho de que el elenco está conformado por mujeres ni viene al caso si lo que se dice es verídico, porque la sagrada hormona panochil ya revistió con su intocabilidad ese producto, y cualquiera que hable mal dél será condenado a la pública ejecución.

La verdad es que la estrategia me resulta brillante. Jodida y asquerosa también, pero sobre todo brillante.

Y no pienso tocar más el tema porque el cine anglosajón me asquea, sea lo que sea, me asquea cada vez más. Para criticarlo aquí hay muy buenos colaboradores que darán mejores opiniones, yo es que no pienso ver esta película ni otras muchas que se van a estrenar… o ya se estrenaron.

Vale.

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