El rey feo del carnaval

Les debía mi anécdota sobre la celebración cristiana, esa que va antes del inicio de la cuaresma. Fui a un carnaval donde se elije al Rey Feo, yo la verdad ni sabía, a mí nada más me invitaron al sur del país y yo dije: va. Cuando llegamos me di cuenta que tenía que disfrazarme. Entonces pensé: este es mi momento de hacerme pasar por ser humano y ver cómo es su vida.

Mi disfraz fue muy simple, me puse un moño en el cuello,  concluí que los humanos, en su bebedera pensarían que yo era un enano disfrazado de perro. Un enano más agradable que el de Juegos de Tronos, jejejeje. Y pues ni modo, tuve que aguantarme las horas parado en las patas traseras y haciéndole al chango loco para equilibrarme con la cola.

Llegó un punto en el que no sabía quién era el perro y quién el humano. Creía que los humanos siempre hacían sus necesidades en esos cuartitos cerrados, pero no, ahí andaban marcando propiedad donde les agarraba la necesidad. Yo que los tenía como unos exagerados de la higiene porque cuando me sacan a pasear ahí andan con la bolsita. Luego, cuando se acababa el dinero para la bebida y la comida todos agarraban lo de los demás, ¡así como si nada!, qué compartidos me salieron, yo gruño si me tocan mis sagrados alimentitos, más cuando es gato.  Andaba gente bien sobresssss, nomás arrimándose, igual a yo cuando estoy en celo. Sobre una, sobre otra, a ver quién caía. ¡Cuánta urgencia! de haber sabido que de eso se trataba el carnaval hubiera invitado perritas, qué suerte hubiera tenido.

La verdad me puse hasta las garritas, no recuerdo muy bien como me convertí en el Rey Feo del carvanal, fue es más o menos así. Como estoy chiquito, poco a poco me fueron empujando hacia el frente hasta que terminé haciendo fila detrás de un escenario. Como me encanta el güato, ahí me estuve, pasó que entré al escenario y la gente empezó a aplaudir tan fuerte que me pasaron a la derecha con los más aplaudidos. Yo dije: qué humanos tan divertidos, de seguro les gustó el moñito. Como cada vez que desfilaba me seguían aplaudiendo y gritaban mi nombre en coro, pues me emocioné, les hice unos pasitos estilo moonwalk, pero enloquecieron cuando les di la espalda y menié los remolinillos. Es mi último recuerdito.

Miren, para los que no me crean, esta es la única evidencia que les voy a compartir, así amanecí. Bien feo. Ahí tengo guardada mi corona.












Publicar un comentario

Copyright © Pillaje Cibernético. Diseñado por OddThemes