Ya ni sé cuántas veces habré deseado desaparecer, lo he suplicado a no sé quién, a gritos y en silencio, desaparecer de este lugar, huir de todo y de todos, cierro los ojos e imagino tocar tu puerta, coger tu mano y sin necesidad de decir nada, solo con la mirada, decidir largarnos, a cualquier lugar que no sea este, ocupar todas las horas que sean necesarias, a un lugar desconocido, vacío, donde solo el sol pueda observarnos, donde podamos hacer el amor, al aire libre, gritar de placer y que solo el viento nos escuche, donde podamos correr en cualquier dirección sin mirar atrás, sin preocuparnos por alejarnos mucho, porque no hay camino de vuelta, ni relojes que nos obliguen a darnos prisa para volver. Donde el agua de un lago nos refresque de día, y una hoguera y el calor de tu cuerpo sean la solución para el frío de la noche. Donde no importe absolutamente nada más que tu sonrisa y la mía. Por un momento imagino que nos largamos y nadie nos espera, nadie nos juzga, nadie nos aconseja, nadie espera nada de nosotros, ni nos intentan guíar por ningún camino. Imagino que somos libres y felices, juntos. Solo imagino... y que fácil resulta.
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