De sueños

Mucho sin duda es lo que se ha tratado en la literatura el asunto del sueño, enigmático fenómeno que no deja de hechizar la curiosidad humana. Desgraciadamente el sigo XIX, con su intento por rebelarse contra el frío racionalismo inmediatamente anterior, no hizo sino cagarse sobre la beldad de ese exquisito fragmento de la vida.

Al nocivo romanticismo habría que atribuir en buena medida que las ilusiones y deseos se hayan confundido en la actualidad con las alucinaciones oníricas que, por lo regular, pueblan nuestras noches. No es extraño, ni extrañeza debiera causar, que la gente más ignorante suela quedarse con la versión romantizada y melificada de las cosas, después de todo, para eso es que se romantiza y melifica lo que está a nuestro alrededor. El mundo, qué voy a saber yo el motivo, parece reconfigurarse constantemente sobre las narrativas dulces y pseudo moralizantes que encubran todo rasgo de crudeza real que pueda existir allá afuera; al menos así sucede en Occidente (y todos los malditos académicos post-colonialistas pueden irse a preguntar qué es Occidente al coñazo de sus putas madres, por favor). El caso es que pareciera que ya a la gente de hoy se le ha olvidado que hay mucho más allá que solo aspiraciones vacías de pretendida trascendencia, explico mejor: está muy bien querer sentirse un ente vaporoso al que lo cotidiano terrenal no satisface del todo y, por ende, busca más allá de los límites comunes para encontrar ese dejo de placer que le falta para alcanzar la plenitud, lo que tú quieras y mandes, la cosa es que por más vaporoso que quieras pretenderte y salvo que seas una de esas criaturas gaseosas que destruyen galaxias enteras como la que salió una vez en Rick & Morty, eres necesariamente un ser mundano y cotidiano. Que tengas grandes aspiraciones y la chingada está de reputísima madre, pero al final del día tragas y cagas como el más corpóreo de tus vecinos, es así. ¿Por qué negar, entonces, que también existe satisfacción en lo mundano? ¿Por qué exigirse el abandono de una parte tan sabrosa nada más para cumplir con una imposición adquirida que nada tiene que ver con la realización verdadera?


Cuestiones como las anteriores tarde o nunca me despertaron la menor curiosidad hasta el fatídico día en que me encontré con un tuit que replico a continuación:


El nombre y user reales han sido modificados para proteger la identidad real de la usuaria y, de paso, acercarles más a la realidad de la misma.

Ante el gran potencial cómico que esta, a todas luces, inocente y poco pensada pregunta contenía, decidime a responder con esa dosis pillajística que me caracteriza no solamente en Twitter sino en la extensión de mis dimensiones todas y repliqué como a continuación se muestra:


Nuevamente los nombres y users han sido alterados para proteger la identidad de los involucrados y dar mayor realismo a las evidencias que se muestran.

Esta réplica, que a cualquier usuario con dos dedos de frente habría arrancado una sardónica sonrisa y movido a concluir sus intervenciones con un consabido “jajaja”, vino a despertar en tan peregrina usuaria la necesidad de debatir. Pero no aconteció cualquier debate que al público escrutinio se ofreciese, como es uso en esos dominios del pajarraco azul que más que trinar vomita incoherencias para que el orbe todo se macule en ellas, sino que tuvo la voraz osadía de hacerme llegar sus tétricos reclamos por la vía privada, quiero decir, que lejos de responder sobre la misma línea del TL se avino a escribirme por DM, lo que suscitó lo que a continuación se dirá:

Nuevamente, los nombres han sido alterados para salvaguardar la identidad de los involucrados.

Aunque no osó responder de nuevo, me quedo en el tintero con la pregunta de si de verdad es tan de pocas luces como para creer que los sueños y la prostitución nunca se tocan. ¿Estamos tan mal que ya el sexo ni siquiera merece la categoría de realización? Esta suerte de aberrantes posturas las espero de un pseudo conservador, panista y que se dice católico aunque no sepa bien de qué va eso de la verdadera religión, tópico que otro día abordaremos con calma… a lo mejor; pero que en pleno Twitter (hombre tampoco es tan escandaloso el caso, pendejos hay en todos lados, que su virtud es ser un chingo) haya quien venga a decir que su pregunta de pagar y soñar no pueden asociarse con el sexo transaccional es, pues, lamentable por decir lo menos.

Esta niña seguirá con sus dibujitos gilíes pensando, quizá, que el viejo Pillaje es malo por contratar rameras y manchar sus pensamientos de realización con opiniones fuera de lugar, pero desgraciadamente creo que no despertará del idiótico letargo que la tiene pintando y promoviendo a una dentista mediocre (pseudo sampetrinas, a la postre) sin llegar nunca a la realización ni al orgasmo. Qué se le va a hacer.

Cuidado con lo que preguntáis, chavalada, que la respuesta puede llegar a disgustaros.

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