De las cuatro cintas del agente 007
estelarizadas por Daniel Craig, Spectre
es sin duda la más polarizada. Aplaudida por unos y odiada por la gran mayoría,
la secuela de la exitosísima Skyfall
generó considerable expectativa desde que se la anunció hace tres años, sobre
todo en cuanto al rumbo que tomaría la historia, pues una peculiaridad que me
encanta de las recientes entregas de la franquicia es la continuidad que
conservan; los eventos de Casino Royale
pesan sobre los filmes subsecuentes y han hecho posible un interesante
desarrollo del personaje a lo largo de los cuatro. Spectre retoma la historia justo donde su antecesora se quedó, así
como algunos cabos sueltos que quedaron en Casino
Royale y Quantum of Solace, sin
embargo, casi todas las opiniones que he leído sobre la más reciente aventura
del 007 coinciden en que esta ambiciosa producción (una de las más caras en la
historia del cine) se quedó corta. Y estoy de acuerdo con ello, pero considero
que no por ello Spectre es una
película netamente mala; yo la encontré entretenida más allá de las omisiones
que todo mundo ha señalado y de la secuencia inicial en la Ciudad de México que
mostró al público una celebración de Día de Muertos falsa cual tetas de
silicona.
Spectre es estelarizada por Daniel
Craig, Christoph Waltz, Léa Seydoux, Ben Whishaw, Naomie Harris, Dave Bautista
y Ralph Fiennes en el papel de M. Sam Mendes repite como director luego de la
tremenda Skyfall y tuvo consigo a
prácticamente el mismo equipo de producción, incluyendo a los escritores (lo
cual dificulta explicarse qué falló aquí). La historia arranca poco después de
la muerte de M (Judi Dench) en el rancho Skyfall. Bond (Craig) investiga, fuera
del margen como es su costumbre, una serie de atentados terroristas alrededor
del mundo, y tras despacharse a un sospechoso en la Ciudad de México descubre
que estos eventos son en realidad un camino de migas que lo conducen a Spectre,
una organización criminal desde la cuál una figura de su pasado ha movido los hilos,
paciente, en espera de su caída. Auxiliado por sus aliados de MI6, Q (Whishaw)
y Moneypenny (Harris), esta nueva aventura le lleva a encarar sus más recientes
tragedias en compañía de Madeleine Swann, una chica vinculada con un pasado
doloroso que al mismo tiempo ofrece una suerte de redención. Simultáneamente, M
(Fiennes) tiene sus propios líos con el gobierno británico, que por algún
motivo persiste en su afán de desaparecer a una agencia que ha probado su valía
una vez tras otra, sin saber que en las sombras se desarrolla otra agenda muy
particular.
Aunque
la historia se escucha muy bien, su desarrollo no es el mejor y lo que pudo
haber sido un tremendo encore a la actual serie queda a deber. Incluso
uno desearía que todos hiciéramos de cuenta que la película no se estrenó, que
la arreglaran con la retroalimentación del público y la volvieran a lanzar como debió ser, pues al menos yo esperaba mucho de ella por
ser esta continuidad del 007 una que he disfrutado bastante, supongo que por mi
tendencia a identificarme con personajes que no pueden huir de su pasado, y es
que si algo pesa sobre estas últimas entregas de la franquicia es la muerte de
Vesper Lynd en Casino Royale. “She was the big one”, apunta el villano
en turno, y el gesto en el rostro de Bond al encontrar un rastro de ella en
L’Americain nos permite ver que lo fue. No obstante, uno de los motivos
principales de Spectre es la
redención, y si bien el personaje de Madeleine Swann nos es presentado como el
instrumento por el cual Bond podría alcanzarla, debo decir que la relación
entre ambos me pareció inverosímil; ¿puede en verdad una chica a la que apenas
se conoce ser el remedio a un corazón roto, aún más cuando esa chica está
sanguíneamente ligada al artífice del mismo? No lo compro (cuando menos no como
el guión lo plantea). De hecho, considero que una de las principales faltas del
mismo es el desarrollo de más de un conflicto; hay tantas cosas por resolver en
dos horas y media que la historia termina sintiéndose saturada y atropellada.
En particular me pregunto si era necesaria la inclusión de Monica Bellucci,
cuyo encuentro con Bond es de lo más efímero, y la secuencia en la Ciudad de
México no me merece una opinión muy distinta (aunque ya llegaremos a eso).
Waltz, por otro lado, resulta un villano mucho menos carismático y amenazador
que Raoul Silva, y es que uno esperaría que el gran némesis de James Bond
tuviera más tiempo en pantalla y un rol más visible en el desarrollo de los
eventos. Su historia de origen tampoco es lo suficientemente dramática como
para opacar a sus antecesores, lo cual es triste tomando en consideración que
eligieron a un actor tremendo que el espectador siente desperdiciado. Si acaso piensan retomar su personaje para la
secuela más les vale tener un guión mucho más sólido.
Empero,
si bien Spectre no es el filme mejor
logrado de la era de Daniel Craig, tampoco diría que sea una película que
merezca ser condenada al olvido; sencillamente no logró superar las altas
expectativas sentadas por su antecesora. Si hemos de hacer un ranking de las cuatro entregas, yo la
pondría en tercer lugar, empatada técnicamente con Quantum of Solace, la cual a mí sí me gustó créanlo o no.
Por
último, no quiero dejar de comentar la secuencia de arranque en la Ciudad de
México. En su momento, cuando todo mundo se escandalizó porque a causa de la producción
el centro estuvo cerrado un tiempo y súbitamente a todos les preocupaban las
ganancias de los comerciantes, yo estuve a favor del rodaje señalando que en
todas las filmaciones es así, y que éstas traen consigo importantes derramas
más allá de las afectaciones temporales. Además, hablar de una producción de
este tamaño es hablar de los ojos del mundo en el centro histórico de nuestra
capital, y si bien es cierto que solamente se aprecia un pedazo bonito esto
aplica hasta para Nueva York. Ya quisiéramos que más producciones así se
interesasen en grabar en México. Pero a pesar de todo esto, el resultado final
no fue de mi agrado, comenzando por la falsa celebración de Día de Muertos que
se nos muestra en pantalla, ordenada, ostentosa y al mismo tiempo primitiva.
Cero mexicana. Por si fuera poco, ¿de verdad puede Bond volar una manzana
entera en este populoso distrito y el festival proseguir como cualquier cosa?
No lo creo, aunque con lo valemadristas que podemos ser… Bueno.
¿Fue
encargada esta secuencia, como apuntaron los sempiternos conspiracionistas, o
bien, influyó el gobierno de alguna manera en su realización? No lo creo.
Concluyo
diciendo que me gustaría darle una segunda oportunidad a Spectre y que es mi más profundo deseo que Bond 25 la supere por
mucho y lleve esta continuidad a buen término. (Por igual deseo que tenga un
mucho mejor tema musical que esa vacilada de Sam Smith).
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