Entre rimas y metros complicados
fue la metáfora elección lustrosa
que el rey de los poetas despreciados
quiso hacer merdiguanga y desastrosa.
No fue bastante con que repudiados
fueran sus libros (obra perniciosa)
de medio mundo y la academia toda
sino que al punto lo demás enloda.
Tampoco, por lo visto, fue bastante
que le negaran las editoriales
espacio digno donde al fin triunfante
viera disueltos escarnios y males,
puesto que su poliedro rutilante,
engendro de figuras anormales
que tiene por cabeza un ojo ciego,
inspira aún rechiflas, odio y fuego.
Ni supo escarmentar este pelele
cuando ni el Evangelio le reserva
del infierno y primero le repele
en forma de fanática caterva
que al santo niño remediar —pues duele
al fidencista corazón el texto—
pretende con su sangre sin pretexto.
Al cabo la Comadre del de abajo,
Felipe Montes, se llevó primero
tu dizque de escritor pobre trabajo,
¿qué mucho que te lleve a ti postrero?
Aquí por ti no da nadie un carajo;
llévete ya, cernícalo, chorero
y en pétrea losa quede clausurado
tu oficio de poeta malhadado.
fue la metáfora elección lustrosa
que el rey de los poetas despreciados
quiso hacer merdiguanga y desastrosa.
No fue bastante con que repudiados
fueran sus libros (obra perniciosa)
de medio mundo y la academia toda
sino que al punto lo demás enloda.
Tampoco, por lo visto, fue bastante
que le negaran las editoriales
espacio digno donde al fin triunfante
viera disueltos escarnios y males,
puesto que su poliedro rutilante,
engendro de figuras anormales
que tiene por cabeza un ojo ciego,
inspira aún rechiflas, odio y fuego.
Ni supo escarmentar este pelele
cuando ni el Evangelio le reserva
del infierno y primero le repele
en forma de fanática caterva
que al santo niño remediar —pues duele
al fidencista corazón el texto—
pretende con su sangre sin pretexto.
Al cabo la Comadre del de abajo,
Felipe Montes, se llevó primero
tu dizque de escritor pobre trabajo,
¿qué mucho que te lleve a ti postrero?
Aquí por ti no da nadie un carajo;
llévete ya, cernícalo, chorero
y en pétrea losa quede clausurado
tu oficio de poeta malhadado.
Publicar un comentario