Panteón a un maltrapillo con ínfulas de leído que por oficio tiene vender retazos de cartón pintado

“Aunque insistas que sabes lo que ladras
mejor te está el silencio en el hocico,
así quizá parezca que en las cuadras
no fuiste criado, insulso merolico.
Y no protestes porque ya las adras
de replicar se te acabaron, chico;
hoy al cajón irás y tu esperpento,
cartón pintado, hará de monumento”.
Fúrico el ruin pupilo de poeta
quiso argumentos dar contra la Muerte,
quiso citar mil libros de Planeta,
quiso al fin discurrir que el seso inerte
lo padece otro y no que analfabeta
(lema certero maguer lema fuerte),
por más que autodidacta se autonombre,
es él en arte, en letras y en ser hombre.
Y buscó de maneras infinitas
burlar la furia de la Parca impía;
a Chile, a Monterrey, a Chiapas cuitas
llevó, por escapar, su villanía.
“Haz como quieras que con nada evitas
que llegue tu destino”, le decía
mas se obstinaba el mísero sudaca
en dar revés al Hado y a la Flaca.
Pero ni la anarquista desmesura,
honor de maltrapillos y truhanes,
ni la patética literatura
en pastas de cartón pobres, inanes,
lograron pergeñar bastante cura
para mudar de la Calaca planes
y hacer que el vil y desgraciado ateo
tieso quedara en el infierno reo.

También te puede interesar