La Huesuda va en malhora
presurosa hacia el burdel,
sabiendo, pues no lo ignora,
dónde está Víctor Miguel.
Y aunque esfuerzo no le cueste
la Parca allá no quiere ir,
no sea que cuando lo acueste
váyanle a cobro emitir.
Mas se encuentra cavilando
cuando topa al desdichado
con buena hembra fornicando,
bien borracho y encuerado.
“Te vienes conmigo, macho”,
dice la Muerte al muchacho;
Víctor Miguel le contesta:
“Primero ensalívame ésta”.
Y la Calaca con tal
de llevárselo al panteón
tuvo que hacer bien que mal
una buena felación.
Ya después de lo acordado
la Flaca y el putañero
en el sepulcro privado
hicieron atolladero.
De Madero, Villagrán,
Colón y Allende poniente
las niñas llorando están
y es que ya del contingente
que en noviembre haya llegado
la Parca les ha expropiado
al que era su mejor cliente.
presurosa hacia el burdel,
sabiendo, pues no lo ignora,
dónde está Víctor Miguel.
Y aunque esfuerzo no le cueste
la Parca allá no quiere ir,
no sea que cuando lo acueste
váyanle a cobro emitir.
Mas se encuentra cavilando
cuando topa al desdichado
con buena hembra fornicando,
bien borracho y encuerado.
“Te vienes conmigo, macho”,
dice la Muerte al muchacho;
Víctor Miguel le contesta:
“Primero ensalívame ésta”.
Y la Calaca con tal
de llevárselo al panteón
tuvo que hacer bien que mal
una buena felación.
Ya después de lo acordado
la Flaca y el putañero
en el sepulcro privado
hicieron atolladero.
De Madero, Villagrán,
Colón y Allende poniente
las niñas llorando están
y es que ya del contingente
que en noviembre haya llegado
la Parca les ha expropiado
al que era su mejor cliente.
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