La pipa de Mallory

George Mallory fue uno de los montañistas británicos más importantes de finales del siglo XIX y principios del XX, era en que numerosos aventureros ingleses se dieron a la tarea de conquistar los picos del Himalaya. En la década de los 20 Mallory formó parte de las primeras expediciones europeas al Everest, y en 1924 su nombre quedó grabado en la memoria de la humanidad cuando él y su compañero, Andrew Irvine, desaparecieron durante un histórico ascenso al monte más alto de la Tierra. Luego que se les viera ascender el llamado "segundo escalón" (una de las últimas y más arriesgadas etapas), los dos se perdieron más allá de una nube y no se les volvió a ver más. Durante años se ha especulado si acaso fueron los primeros seres humanos en alcanzar la cima, en cuyo caso habrían adelantado a Sir Edmund Hillary y Tenzing Norgay por veintinueve años, sin embargo, hay una anécdota tanto más curiosa y menos fatalista en la biografía de Mallory recabada en las memorias de su discípulo, el escritor británico Robert Graves, misma que me tomo la libertad de compartir con ustedes a continuación...

Mi amigo George Mallory... quien después desapareciera cerca de la cúspide del Monte Everest, una vez realizó un ascenso inexplicable en Snowdon. Había dejado su pipa en una saliente, a la mitad de uno de los precipicios de Lliwedd, y se escabulló por un atajo para recuperarla y luego volvió por la misma ruta. Nadie vio cuál fue esa ruta que tomó, pero cuando regresaron a examinarla al día siguiente para el registro oficial no encontraron sino un voladizo.

Bajo los lineamientos del Club de Escaladores, las escaladas jamás reciben el nombre de sus inventores y solamente describen características naturales. En esta caso se hizo una excepción. La escalada se registró de esta manera: "La pipa de Mallory: una variación de la ruta 2... Esta escalada es totalmente imposible. Solamente se ha ejecutado una vez, bajo poca luz, por el señor G.H.L. Mallory".


Robert Graves relató esto en su autobiografía de 1965 Goodbye To All That y, hasta donde sé, no hay en el Internet una traducción del pasaje al castellano. Así que bien podría ser que lo haya conquistado incidentalmente en nombre de todos los hispanoparlantes.

El cadáver de George Mallory fue encontrado en 1999 por una expedición británica despachada con ese fin. Andrew Irvine sigue perdido en la cima del mundo.

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