Release the kraken! (parte 1)

El kraken es uno de los monstruos marinos más famosos en el imaginario colectivo. Al mismo tiempo, es una criatura a la que la leyenda y la ficción han dado numerosos aspectos, siendo quizá el más famoso el de un colosal pulpo o calamar que habita los mares nórdicos y se divierte de lo lindo atacando navíos. También está aquella horrible encarnación suya que vimos en los filmes Clash of the Titans, el original de 1981 y su remake de 2010, los cuales sitúan al monstruo en la mitología griega y lo enfrentan con Perseo. Al kraken, sin embargo, no siempre se le ha equiparado con un pólipo; las alusiones más tempranas que se tienen de este fantástico ser se remontan al siglo XIII y son tan vagas como breves. Uno de los recuentos más famosos es el que encontramos en Konungs skuggsjá, El espejo del Rey, texto educativo que comenzó a circular en Noruega alrededor de 1250 y que, emulando el discurso de un monarca a su príncipe, buscaba instruir al lector en asuntos diversos como las criaturas fantásticas que habitaban aquellos lares. El capítulo XIX de este tratado refiere al kraken y lo describe parecido a un pez, acaso a una ballena. Puesto que desconozco si existe en la red una versión en castellano del texto, me he dado a la tarea de traducirlo para ustedes.


Existe un pez aún no mencionado del cual no es aconsejable hablar en virtud de su tamaño, que la mayoría de los hombres encontrarían increíble. Por otra parte, son muy pocos aquellos que pueden decir algo definitivo sobre él, en la medida en que rara vez se deja ver por el hombre, pues casi nunca se acerca a la costa o aparece donde los pescadores puedan verle, y dudo que este pez sea abundante en los mares. En nuestra lengua usualmente se le llama kraken. Nada definitivo puedo decir sobre su longitud en codos, pues en aquellas ocasiones que el hombre le ha visto es más parecido a una isla que a un pez. Tampoco he sabido que se haya capturado o encontrado muerto a alguno. Tal parece que solamente hay dos en el océano y que éstos no pueden reproducirse, pues creo que siempre aparecen los mismos. Tampoco sería bueno para el resto de los peces que fueran numerosos como las ballenas en vista de que son tan inmensos y necesitan de tanta comida. Se dice que cuando estos peces quieren alimentarse regurgitan violentamente, expulsando tal cantidad de comida que toda clase de peces en la vecindad, tanto grandes como pequeños, se precipitan, ansiosos de sustento. Mientras tanto, el monstruo mantiene la boca abierta cuanto puede y los peces no pueden sino aglomerarse. Pero tan pronto su estómago y boca están llenos, el monstruo cierra sus fauces y atrapa a todos aquellos peces que antes llegaran, felices de encontrar comida.

La segunda parte de este apunte pronto en CincoCentros.com

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