Los momentos de crisis parecen siempre dejarnos aptos para el lavado de cerebro motivacional con el que buen número de malos autores hacen su agosto. Es natural, no es ningún secreto que uno queda vulnerable después de una situación crítica. Al final, lo que se quiere es recuperar el bienestar, el equilibrio, la comodidad de la vida y la sensación de seguridad.
Es jodido porque la desesperación del momento obnubila los sentidos, la razón, incluso las emociones… nos convertimos en un manojo de impulsos y quedamos listos para admitir cualquier cosa con tal de volver a nuestra humanidad.
Esta semana, a pesar de la vigorosa actividad del sitio y el Twitter, he pasado por una crisis o una serie de situaciones críticas descomunales. He quedado exhausto, pero no celebren todavía, esto no es una premonición de mi retiro ni del fin de Pillaje Cibernético, Inc. Muy a pesar de quienes ya se ilusionaban que no volverían a saber de mí, esto es apenas un intento de compartir algo que ya no puedo callar por más tiempo. Es un grito. Es llanto, si lo prefieren.
A veces mi condición subclínica se pone un poco más agresiva y no me deja en paz, si a eso le aunamos que el fin de semana pasado y el martes de ésta que termina recibí noticias… o realicé descubrimientos, no sé todavía cómo plantearlo, que me ocasionaron un indescriptible desajuste emocional, pues… digamos que el resultado han sido un par de somatizaciones, algunas obsesiones contra las que he menester luchar y otras cosas semejantes.
Estoy, por una parte, confinado en mi casa por propia voluntad. ¿Adónde puedo ir? ¿Al parque de aquí en frente a sentarme y asolearme con este horrendo verano del desierto? ¿A la plaza de más allá, a deambular sin más? La verdad es que nada de eso me apetece. Por si fuera poco anoche me ha dado una fiebre leve, que yo atribuyo a la presión y a la sensación de asfixia, de obsesión, de ruido… hay ruido todo el tiempo, en mi cabeza.
Apenas es esto un intento por desahogarme, por decir que tengo miedo y que estoy fatigado.
Imagino una punta delgada, como de una pluma de tinta china, que se clava en mi pupila. Mi córnea se revienta. Sufro. La imagen se repite, se repite, se repite, se repite, se repite…
Apenas en la escritura encuentro ese consuelo de dar a las ideas orden… de dar un momento de paz, en el dinamismo neuronal, a la fatiga de ser.
Son días de crisis, son días de vulnerabilidad, de llanto silencioso y seco, tremendamente seco.
Pero me estoy aferrando a la vida, a recuperarme, a superar los dos eventos, a construirme, a reconstruirme. Y eso también he querido compartirlo con ustedes.
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Momentos de crisis
Por Tuzo Pillo Hora 14:36 0
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