He de decir que, a diferencia de algunos allegados míos, yo conocí bastante tarde esto de la aviación. Mi primera experiencia, eso sí, fue de antología porque mi primer vuelo coincidió con mi primera salida del país. Era el año 2003, si no estoy muy equivocado, y me iba a estudiar a España (o lo que ahora algunos quieren llamar Cataluña). Todo fue nuevo, así que las quejas fueron menores y la mayoría de ellas vaciadas sobre los compañeros de viaje, sobre esto hablaré en alguna otra ocasión… a lo mejor. En fin, por entonces la paranoia del terrorismo parecía exclusiva de los gringos y las naciones europeas y México no estaban tan sumidos en la mierda como para dejarse sonsacar por las regulaciones anglosajonas, o eso es lo que yo pienso. El caso es que el filtro aeroportal no fue para nada incómodo y fin del cuento.
Avión en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, una tarde lluviosa, desde la sala de abordaje; fue mi primera visita a un aeropuerto.
En lugar de incordiar a la gente de bien, que aunque no lo quieran creer somos la mayoría, estos filtros de seguridad y pendejadas deberían aplicársela a su propio personal las líneas aéreas, a sus propios cuerpos de seguridad los gobiernos y a sus propios ministros cada pueblo. A mí me tratan de pretextar mi bien y mi seguridad para hacerme perder tiempo en sacar mi cámara fotográfica de su estuche… ¡una pinche cámara digital de hace siete años! ¡Una maravilla de la tecnología obsoleta! ¡La cosa más inofensiva en el mundo! Mientras tanto, sin mayores requerimientos, yo no sé qué loco se está subiendo a pilotar o copilotar el avión, no sé qué maníatica de panocha estrecha y tetas de adolescente se está trepando a dizque servirme una bebida cuando podría estarme envenenando, ¡a mí como pasajero nadie me asegura que los terroristas no son los que están a cargo de mantener el armatoste en el aire! Y, por supuesto que saco esto a colación porque me encorajina que uno les tenga que poner buena cara a sus groseras formas de tratarte en el filtro y de exigir que saques tus pertenencias, como si fueras un vulgar delincuente cuando nomás de onda a un pinche loco que hayan contratado se le ocurre que puede estrellar la chingadera y tantán. Casos de pasajeros terroristas casi no circulan en la red (si los hay en la realidad ya no me atañe, estoy hablando de lo que la información me permite interpretar), pero en cambio abundan las acusaciones infundadas contra personas perfectamente normales y, podríamos decir, que estandarizadamente buenas, detenidas o acusadas de atrocidades que nunca cometieron, solamente porque usan un turbante, están más prietos que el resto o nomás les pareció que hacérsela de pedo era lo correcto. ¿No, por otra parte, sí son paradigmáticas estas situaciones en que el propio personal encargado de manejar o dirigir la nave la cagan y feo? ¿No hay un italiano juzgado por hundir un puto barco? ¿No ya varias naves de Oriente se han perdido para lo que parece ser la eternidad? ¿No en Francia se han dado en la madre más de tres aviones de pasajeros con éstos todavía dentro? ¿A qué estamos jugando? Esas mamadas de filtros y de guardias mamilas que se creen dueños del aeropuerto que se las apliquen a ésos que están pilotando o hacen de sobrecargos.
Yo creo que Andreas se mató en balde porque si algo le podríamos haber agradecido es que, por su mamada de cargarse el avión, se habría exigido un cambio de protocolo para esto de los viajes. ¿De veras los terroristas no tienen algo más creativo que secuestrar aviones para operar? ¿Es que acaso seguimos en el siglo XX? Si los maniáticos homicidas son la gente más creativa del mundo, ¿qué tienen que andar haciéndose pendejos en vuelos comerciales? Si algo me pone de mala hostia es precisamente la gente que quiere verme cara de idiota y venderme que lucha por mi bien, por mis intereses… sí, Chucha, ¿y tus calzonsotes? La seguridad que ha habido hasta la fecha es suficiente para el pasaje. De nuevo, si se trepa un loco, aunque no traiga un cuchillo o una bomba puede causarle daño a alguien. Aunque no traigan más de veintitantos mililitros pueden ingeniárselas para chingarse a un vuelo entero. ¡Despertemos de las ilusiones de seguridad y centrémonos en otras cosas! En el cielo, si te cargaron los árabes, ya valiste verga, por muchos filtros que haya en tierra. Y si encima el copiloto o el piloto o las azafatas o toda la puta tripulación están locos, ¿qué esperanzas hay para los que tuvimos que sacar la computadora y el teléfono y la cámara para los pinches rayos equis?
La verdad es que, en vez de incordiarnos a quienes pagamos el boleto y necesitamos del servicio, habían de centrarse en garantizar que el personal es respetable y no supone un peligro para nadie. Pasarse de verga con el cliente no es capitalismo salvaje, son chingaderas llanas y planas. ¿O ustedes qué piensan?
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