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He dado la última fiesta del año en mi departamento, de aquí en adelante las pedas y demás eventos sociales correrán a cargo de alguien más. ¿La razón? El edificio ha expedido una serie de reglas con respecto del ruido nocturno. Como muchas otras reglas, dudo que haya inconveniente en torcerlas los fines de semana; no obstante, tentar a Dios me parece reprobable y por este año no daré nada colosal. Quizá alguno venga de vez en vez a tomarse alguna birra, eso está bien, pero la peda y la fiesta han concluido para mi casa.
Pasando a otros asuntos, he tenido una pesadilla angustiosa. Últimamente mis sueños no son del todo agradables. Concluyo que algo me preocupa y que el mal y la damnación me obsesionan inconscientemente. Mientras escuchaba una locución para activar la RSMA, me di cuenta que la que en otro tiempo fue mi mejor amiga es una pobre lunática. No me refiero a una tendencia divertida de mirar el mundo con un súper original enfoque periférico-alternativo, sino a una verdadera psicopatología. No la culpo, pero si me he negado a ir a terapia es por gente que, como ella, al conmiserarse, merced de un inocente terapeuta, de su propia condición de enferma, se pone peor, como si les diese licencia de actuar como dementes sin consecuencia alguna…
Últimamente, mis deseos eróticos incluyen violencia y crueldad. No me asusto, era natural seguir esa vía, después de todo, yo también soy un ser humano.
Finalmente, noto que solo yo vengo al Cabo Grill con fruición. Parece a nadie más interesarle degustar la comida del mar. No sé que voy a hacer cuando me vaya a España, cinco meses sin el Cabo Grill no se los deseo a nadie.
Pasando a otros asuntos, he tenido una pesadilla angustiosa. Últimamente mis sueños no son del todo agradables. Concluyo que algo me preocupa y que el mal y la damnación me obsesionan inconscientemente. Mientras escuchaba una locución para activar la RSMA, me di cuenta que la que en otro tiempo fue mi mejor amiga es una pobre lunática. No me refiero a una tendencia divertida de mirar el mundo con un súper original enfoque periférico-alternativo, sino a una verdadera psicopatología. No la culpo, pero si me he negado a ir a terapia es por gente que, como ella, al conmiserarse, merced de un inocente terapeuta, de su propia condición de enferma, se pone peor, como si les diese licencia de actuar como dementes sin consecuencia alguna…
Últimamente, mis deseos eróticos incluyen violencia y crueldad. No me asusto, era natural seguir esa vía, después de todo, yo también soy un ser humano.
Finalmente, noto que solo yo vengo al Cabo Grill con fruición. Parece a nadie más interesarle degustar la comida del mar. No sé que voy a hacer cuando me vaya a España, cinco meses sin el Cabo Grill no se los deseo a nadie.
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